Con ello, me refiero a la importancia de la definición del término, del establecimiento de un axioma inicial a la hora de hablar, tratar un tema filosófico relacionado o discutir sobre su existencia o el sentido de la vida.
Sin haber establecido una definición clara y más o menos exacta mediante nuestro lenguaje, no podemos abordar un debate sobre «ello», sin encontrar dificultades y puntos de desencuentro.
Si para una persona «Dios» es interpretado como un ser omnipotente, creador, divino y con barbas, y para otra persona es una especie de energía creadora y generadora de todo el Universo, es complicado que se llegue a un entendimiento, tanto si es para discutir sobre su no existencia como para expandir su comprensión si se acepta su existencia.